domingo, diciembre 03, 2006

Mi generación. No nos podemos sentir orgullosos

Muchos de los hombres y mujeres de mi generación se sienten muy orgullosos de lo que han conseguido colectivamente. Muestran los logros como trofeos ganados con el esfuerzo y la inteligencia. Esos trofeos son el bienestar de amplios sectores de la población que ahora a puede presumir de una cierta confortabilidad en el presente y también posiblemente en el futuro. Es el resultado de lo que, por llamarlo de alguna manera, se ha dado en decir socialdemocracia. Ese sistema que se fue extendiendo como una mancha de aceite por los países occidentales como sistema económico y social opuesto al sistema, mal llamado, comunista de la URSS y sus países satélites. Y con la socialdemocracia, una parte muy importante de la población accedió a lo que sociológicamente se llamó la clase media. Ahora bien, hay que hacer una distinción que no me parece baladí. Esa clase media, en gran medida, sólo lo es desde el punto de vista económico. Quiero decir, que una parte importante de la población ha accedido a unos ingresos económicos suficientes para considerarse clase media, pero se mantiene todavía lejos de de ese horizonte cultural que había caracterizado a la clase media de mediados del siglo XX. O sea, que esta nueva clase media se puede considerar como clase baja desde el punto de vista cultural en el sentido académico. Ese hecho que, en sí mismo considerado, podría entenderse como un problema de carácter transitorio, tiene toda la pinta de cronificarse. La predilección de esta nueva clase media por la basura cultural está provocando que el conjunto de la sociedad tienda a gravitar en la dirección a la que ella arrastra al resto minoritario. Los sistemas educativos han resultado insuficientes e ineficaces. Y lo peor es que no se vislumbra para el futuro una mejora de este punto negro de nuestra sociedad, ni nuestros políticos están por proponerse nada parecido. Es lógico, ya que la mayoría de la sociedad no les esta pidiendo nada en este sentido. De todas maneras, creo que lo único que se podía hacer es multiplicar los esfuerzos educativos y prestigiar la figura y la labor de los maestros y profesores y esa perspectiva de inversión multimillonaria, que es una apuesta por el futuro, no está por desgracia en la mente de nuestros políticos que tienen más de tactistas que de hombres de estado.

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