martes, octubre 24, 2006

Ser de izquierdas II

La izquierda surgió durante la Revolución Francesa al identificarse con los representantes que se sentaban a la izquierda en la Asamblea Nacional. Constituía la izquierda el pueblo llano, aquellos que formaban parte de la "nación" y que se distinguían del clero y la aristocracia, que no formaban parte de ella. Se trataba del tercer estado, en el que se incluían tanto la "burguesía" de las ciudades como los menestrales y artesanos y, por extensión, los campesinos sometidos al régimen señorial. Por tanto la primera acepción de la palabra izquierdas no tenía nada que ver con una adscripción ideológica y sí con el estatus y la clase social en la que una persona había nacido. En todo caso, es evidente que los planteamientos de la izquierda de entonces habían de coincidir necesariamente con sus aspiraciones a una vida más libre y más justa. Por tanto, ser artesano o comerciante implicaba ser de izquierdas. Si se era del clero o la aristocracia, se era de derechas. Muy lejos de lo que puede entenderse hoy en día por izquierda. Pero la Revolución Francesa fue una revolución auspiciada y dirigida por la burguesía y sus fundamentos inspiradores fueron finalmente interpretados por ella. Y ella fue la que escribió las leyes que desarrollarían los principios emanados de la Ilustración en su propio interés y olvidando, como era lógico, las aspiraciones de sus compañeros iniciales de viaje Durante el siglo XIX el concepto de izquierdas fue evolucionando. La formación del Movimiento Obrero, a partir de los desmanes de la Revolución Industrial, fue dotando de un nueva sentido al término que ya había calado en el vocabulario político. Naturalmente, la burguesía, entendida como clase, ya no formaba parte de la izquierda. Era el nuevo poder hegemónico en los ámbitos político y económico. La burguesía era la fuerza decisoria y la que provocó, a través del liberalismo económico y la entronización del mercado como instrumento de regulación de sus intereses, la situación de postración y miseria de la clase obrera. El capitalismo sin freno dio nuevo sentido a la palabra "izquierda" y fueron los trabajadores por cuenta ajena y los campesinos los que se cobijaron bajo sus principios y sus iniciativas liberadoras. El apóstol de la izquierda fue Karl Marx, el cual, separándose de los movimientos anarquistas, dotó a la izquierda de una teoría y una filosofía que fueron asumidas con la fe de una nueva Biblia. "El Manifiesto Comunista" y "El Capital", dentre otros libros, contenían el arsenal ideológico en que la izquierda sustentó sus reivindicaciones durante muchos años. El "materialismo histórico" era el instrumento de análisis de los procesos históricos y la lucha de clases la forma de modificar el curso de la historia en beneficio de los más desfavorecidos. La izquierda adquiría de esta forma una doctrina y una filosofía de base que la acompañaría y la nutriría hasta la segunda mitad del siglo XX.

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