lunes, octubre 23, 2006

A propósito de la película “¿Y tu que sabes?”

La película es una mezcla de ficción y documental a partes desiguales. Digo a partes desiguales por algunos aspectos de “ciencia-ficción” que malogran de manera catastrófica el resultado final. En la película aparecen, impartiendo doctrina, toda una serie de científicos de diversas universidades americanas, fundamentalmente físicos. También hay médicos, psiquiatras y hasta un teólogo. La técnica de documental, con aportaciones constantes de los científicos, está francamente conseguida, lo que produce una enorme sensación de credibilidad de lo que la cinta pretende transmitir. Pero, aquí viene el “quid” de la cuestión: ¿Qué nos quiere transmitir la cinta?. La línea argumental la establece la situación en que ha quedados una fotógrafa sordomuda después de un fracaso matrimonial debido a la infidelidad de su pareja. Su vida pierde una parte de su sentido. La ingesta constante de tranquilizantes para aliviar su depresión nos muestra a una mujer derrotada psicológicamente y con escasas ganas de disfrutar de la vida. De camino a su trabajo se tropieza con niño que juega a baloncesto y que le lanzándole la pelota la invita a sumarse al juego. Lo que le está proponiendo el niño con el juego es que sea ella misma la que dirija su propia vida y no se deje abatir o llevar por factores externos. Lo que le está diciendo es que ella puede crear su propia realidad. Es ella misma la puede moldear esa realidad a su gusto y se puede transformar en la directora de su propia vida. Hasta aquí, nada que decir. Las primeras intervenciones de los científicos son realmente alentadoras. Su capacidad de comunicación es excelente. Resucitando el viejo debate de la “probabilidad”, que fue objeto de análisis profundo por parte de los mejores filósofos del siglo pasado, nos intenta transmitir que hay otras formas de percibir la realidad, e incluso construirla, a través formas nuevas de enfrentarse a ella de manera similar a las potencialidades “misteriosas”de la física cuántica. Detrás de todo este planteamiento se atisba el anuncia de una nueva revolución cultural a través de la renovación de los planteamientos científicos, filosóficos e incluso metafísicos. El argumento fundamental es que la realidad tiene una estructura cuántica. Por tanto esa realidad no esta definida del todo por elementos externos a nosotros mismos. La película se ilustra con ejemplos muy bien presentados a través de imágenes reales, animaciones y efectos especiales, y abarca la mayoría de las cuestiones metafísicas que el hombre se planteado a lo largo de los tiempos: Dios, el amor, el sexo, la muerte, etc. En realidad el planteamiento no es del todo nuevo porque ya es bastante antigua la teoría que asegura que nuestros sentimientos son puras reacciones químicas o el poder de influencia de la mente. Como digo, los argumentos son de una credibilidad extraordinaria y acaban enganchando y seduciendo. Naturalmente no son argumentos que puedan resistir un planteamiento rigurosamente científico, pero son tan rigurosos como otras miles de hipótesis que circulan como auténticas sin haber sido sometidas a la más mínima verificación. En este sentido, la capacidad de la película de inducir a la reflexión es extraordinaria. Hay un momento en que una mujer, pretendidamente científica y que debió ser muy guapa en su juventud, expresándose con un gran propiedad, seguridad y presumible rigor, nos invita al perfeccionamiento de nuestra mente. La mente es lo importante en el ser humano. Y es rigurosamente cierto que nuestro valor diferencial respecto de otros seres vivos es nuestra mente y nuestra capacidad de reflexionar sobre nosotros mismos. Esa enigmática mujer requirió por mi parte una mayor profundización. Parecía ser la persona de más autoridad por la forma de manifestarse y por la gran serenidad con la que envolvía sus palabras. Ella era la que precisamente nos anima a trabar relación con “El observador” externo, porque así podremos llegar a un límite infinito de superación y mejora hasta llegar a ser como “dioses”. Buscando información sobre ella, descubrí la clave de la película que solamente aparece esbozada en una primera visión. Se trata de Ramtha, un filósofo y científico que utiliza como canal de comunicación con el mundo a través de una mujer llamada JZ Knight. En este punto la película empieza a perder su rigor científico ya que se adentra en una especie de parapsicología completamente rechazable. Según he podido averiguar el citado Ramtha afirma que en una vida anterior, hace 35.000 años, aprendió a separar su conciencia de su cuerpo. Ante semejantes afirmaciones uno no puede menos que fruncir el ceño y huir despavorido. Especialmente cuando finalmente se acaba por descubrir que la película es una forma inteligente de difundir las ideas de una nueva secta que gira bajo la denominación “Ramtha School enlightenment que pretende buscar la mejora individual a través de la iluminación. La película pasa por ello de ser interesante a ser tramposa y, por tanto, rechazable. A pesar de ello creo que tiene el interés de ser capaz de hacer un planteamiento inteligente de los problemas eternos del género humano y merece, con las prevenciones apuntadas, ser vista.

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