lunes, octubre 23, 2006

Ser de inquierdas I

Cada vez que se acercan elecciones los ciudadanos hemos de hacer el ejercicio cívico de refrescar nuestras conciencias para decidir el sentido de nuestro voto. Nos llenan la cabeza de izquierdas, derechas, centros, liberales, democristianos, nacionalistas, fascistas, etc. Pero, vayamos por partes. Hay un hecho constatado: para que una persona de nuestro tiempo pueda presentar una buena imagen delante de los demás es importante que se autodefina como de izquierdas. No es tan importante serlo como decirlo. Pero, ¿que es realmente ser de izquierdas?; ¿se trata de un simple sentimiento con un valor puramente emocional?. ¿es una mera etiqueta o marca comercial libre de la que puede hacer uso cualquier persona o cualquier partido?. ¿es una opción ideológica que supone un compromiso con el progreso?. ¿Una cuestión de marketing en un mercado de compra y venta de votos?. Yo recuerdo, de pequeño, haber oído en mi pueblo hablar de las personas que estaban por "la idea". Los que se identificaban con este concepto eran personas sobre las que no operaba ningún tipo de ambigüedad. Eran las personas que querían un futuro de libertad, igualdad y solidaridad. Es decir, querían un régimen político igualitario y libre. Eran, generalmente, personas que habían sido barridas por la monstruosidad de la Guerra Civil española y que un día soñaron con un mundo mejor amparado por el manto protector de una República idealizada. En general, solían ser gentes pobres o minorías concienciadas en un mundo en que simplemente sobrevivir ya era toda una proeza para la mayoría de las personas.. Unos eran de izquierdas porque eran pobres y otros, sin serlo, porque querían un mundo donde todas las personas pudieran ser iguales. Lo que es seguro es que ser de izquierdas en España durante la época franquista era peligroso. Los militantes de izquierdas materialmente se "jugaban el tipo". Este era un concepto definido por las necesidades apremiantes de libertad y justicia social correspondiente a una determinada época y que hoy ya ha dejado de tener vigencia, al menos en la Europa Occidental. Hoy, en un mundo donde sobrevivir ya no se puede considerar una proeza, ser de izquierdas puede ser simplemente adherirse o votar a un partido que tiene entre sus atributos este apelativo. Pero sin haber meditado en profundidad que significa. Y, a partir de aquí, se puede ser más o menos de izquierda. Si una persona o un partido se manifiesta como más radical, entonces será más de izquierdas. Si nos paramos un poco a reflexionar podríamos preguntarnos: ¿más radical respecto de qué?. La ideología, cuando se trata de la izquierda, es algo más que una manifestación del puro instinto emocional. Es algo que se ha de apoyar sobre unos presupuestos ideológicos y filosóficos que es necesario primero explicitar y después asumir con conocimiento. Si no es así, se trata de una mera adscripción grupal carente de sentido social.

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