domingo, enero 07, 2007

Bach en la Iglesia de Santa Marina de Sevilla


No era la primera que asistía durante las Navidades a un concierto de Bach en la Iglesia de Santa Marina de Sevilla. En el año 2001 la Orquesta Barroca de Sevilla había interpretado un extraordinario "Oratorio de Navidad" que todavía recuerdo con delectación. Pero el día 23 de diciembre pasados iba a ser algo especial. Se trataba de la "Misa en Si menor BWV 232", una obra monumental que exige una ejecución acorde con su grandeza. La Iglesia de Santa Marina es un marco extraordinario, pero siempre que el aforo limitado no se desborde y no haga una temperatura demasiado baja, ya que no dispone de ningún sistema de calefacción. Por desgracia, se superó el aforo y coincidió con la noche más fría del año. Hasta el extremo que los solistas hubieron de salir a cantar pertrechados con abrigos, cosa insólita en cualquier concierto de estas características.Pero una vez que la Orquesta y el Cor Madrigal superaron los avatares iniciales del Kyrie y el Christie eleison y los instrumentistas y las voces corales y solistas adquirieron todo su esplendor, la Misa fue, poco a poco adquiriendo cuerpo y forma sonando tan afinada como rotunda y espectacular. La Misa en Si menor no es una obra compuesta de piezas originales y de un mismo periodo. Se trata de una obra que fue progresando desde el año 1725 en que Bach compuso el "Sanctus", como pieza separada, pasando por los 12 primeros números del año 1733 para concluirla entre los años 1748 y 1749. Una parte importante de los materiales usados por Bach son adaptaciones de obras suyas anteriores. El uso de materiales musicales anteriores era una práctica común en la época de Bach que se conoce con la palabra "parodia" y que no tiene, en absoluto, connotaciones negativas. Al margen de una ejecución soberbia por parte de todos os músicos, fue para mí una sorpresa la actuación del contratenor Carlos Mena. Aunque conocía algunas de sus grabaciones, como el extraordinario "De Aeternitate", no había tenido ocasión de apreciarle en directo. Y debo decir que es capaz de transmitir toda la intensa musicalidad de Bach con una impresionante calidad de voz cuyos agudos nos dejan unas matizaciones que consiguen encumbrar el espíritu religioso hasta alzarse por encima de la pura humanidad. En todo caso, la interpretación de esta Misa consiguió superar el gélido ambiente inicial hasta llegar crear un ambiente de extrema calidez y grandilocuencia en el Osanna, el Benedictus y el Dona nobis pacem final.

Etiquetas: