miércoles, febrero 07, 2007

Jordi Carrió. Una reflexión emocionante

Llega a mis manos y, sobre todo, a mis ojos el poemario Pols de Vidre (Cenizas de cristal) de Jordi Carrió, que he devorado con verdadera delectación. El autor ha ido dejando, de forma tan frágil como profunda, todo un rosario de ideas y conceptos que se pueden ir espigando, de manera dolorosamente delicada, a lo largo del poemario, y que, lejos de parecer deslavazados, están perfectamente engarzados en una unidad indeleble. Incluso las pausas tienden a reforzar ese carácter unitario tan difícil de conseguir en cualquier obra poética. La reflexión, hondamente elaborada, que recogen las páginas de esta obra está inspirada por la conmemoración del setenta aniversario de la liberación de los presos de los campos de concentración nazis. Entresaco algunos versos de esta magnífica obra aun a riesgo de que, fuera de su contexto, pierdan parte de su significado.

Carrió se permite algún hálito de esperanza inicial dentro de ese ambiente glacialmente emotivo que va creando a medida que se avanza en la lectura.


¿Vendrán las flores
después de los fusiles?


Su primera definición de MIEDO, que compendia en breves trazos, merecería figurar en un inexistente diccionario de palabras emocionantes:


Tu aliento empaña
el afilado cuchillo
en el que te reflejas.


La segunda es aún mas concisa y más gélida


No se mueve ni el aire.
Tengo miedo
de la quietud del agua.


Es capaz , sin esfuerzo aparente, de arañar poéticamente en los intramundos intelectuales a que todos aspiramos en una búsqueda ilusionadamente vacía.


Buscamos un lugar de nadie,
sin geografía, ni límite, ni confín,
donde el horizonte no nos de la espalda.


El clima "narrativo" se vuelve por momentos tan tenso y tan duro que ataca de manera inmisericorde la fragilidad de nuestras conciencias. Ha querido Carrió tensar las palabras y los conceptos en un "tour de force" que nunca es ensimismado sino generoso y tierno dentro de esa imprescindible aspereza exigida por el tema.


El resto, cenizas de cristal,
labor del viento.


He dicho "tour de force" porque su melodía suena a veces tan rota como los metafóricos vidrios que nos describe. El argumento esencial, que nos resulta por momentos despiadado, escarba en las raíces de nuestra conciencia hasta casi asfixiarnos en ese ciemo en que se ahoga, y del que siempre renace, el eterno conflicto del hombre. De haber sido verdaderamente despiadado, como podida traslucirse de una lectura poco atenta de sus palabras, nos habría dejado exhaustos y sin resuello y con las conciencias destrozadas e irrecuperables. Pero detrás de ese fulgor sombrío , en ocasiones inextricable, palpita el aliento de la mirada proyectada con lucidez al infinito. El "himno final" es la lógica consecuencia de esa escondida esperanza que ha latido como una presencia descaradamente ausente, y por ello más presente todavía, a lo largo de todo el poemario.


No conocía la poesía de Carrió. He encontrado un poeta maduro y reflexivo que es capaz de combinar, sin desmayo poético alguno, los conceptos complicados con las palabras más sensibles. La concisión de sus versos es sólo paralela a la profundidad con la que ahonda sin aparente pudor en la heridas más vergonzosas y por ello más escondidas de la humanidad. Todo un hallazgo.

Para comprendernos

La exposición, que puede verse en el Palau de la Virreina (Las Ramblas), en homenaje al fotógrafo Agustí Centelles nos ofrece la lectura más vívidamente realista de la Barcelona de la República y de la Guerra Civil Española. El inquieto Centelles estuvo presente y dejó constancia documental de todos los momentos importantes de esa trágica época. El planteamiento de la exposición quiere ser exhaustiva, no tanto de la obra como del espíritu que animaba al fotógrafo, que nunca planteó su obra como simples documentos neutrales. Al menos, en mi opinión, las fotos de Centelles van mucho más allá de la mera descripción realista para adentrarse en un intento de comprensión e interpretación del periodo más dramático de la historia de España y Catalunya en el siglo XX. Las agrupaciones de fotos son totalmente significativas y colaboran de una forma muy efectiva a la comprensión del conjunto. Cuando se sale de la exposición se tiene la conciencia de haber dado un paso importante en la comprensión del siglo XX, pero también de los tiempos actuales.

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lunes, febrero 05, 2007

Espabila, Zapatero

La denominada "Asociación de Víctimas del Terrorismo"(AVT) (apoyada de manera más que evidente por el Partido Popular),convocó en Madrid una manifestación contra la negociación por parte del gobierno de España de una salida negociada a la banda terrorista ETA el sábado 3 de febrero de 2006. Las fotografías nos muestran un mar de banderas, globos y pancartas entre las que se pueden apreciar los rostros de los miles de participantes entre crispados contra el gobierno y satisfechos por la participación.

Flaco servicio están haciendo los políticos del PP y su "Asociación" al conjunto de la ciudadanía. Crispar la vida pública del país utilizando algo tan sensible como la política antiterrorista, es, además de algo insensato, una forma torticera e inadmisible de desgastar al gobierno de Zapatero. Pero el hecho de que sea indecente y éticamente inadmisible no quiere decir que no pueda rendir sus frutos políticos. Eso ya lo pudimos comprobar a principios de los años 90 cuando el más cínico e incompetente de los presidentes de la reciente democracia, José María Aznar, no dudo en usar la política antiterrorista de Felipe González para hacerse con el poder. Vistos los antecedentes, el actual Rasputín del P.P., el mentiroso Acebes, maneja a su marioneta Rajoy para alentar la crispación y el desgaste.


Malos tiempos para la ética y la decencia. Parece que la memoria de los ciudadanos no es, precisamente excelente. Que los políticos del PP, que llevaron a este país a una guerra injusta e inmoral con su apoyo absoluto al fundamentalista Bush, sean ahora los que pretender dar lecciones de moral al partido en el gobierno es bastante desolador. Espero que los ciudadanos sepan separar el grano de la paja y sean capaces de interpretar correctamente los signos patibularios que emanan de las consignas del PP. De no ser así estamos condenados a padecer una segunda etapa de desolación política y moral.

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Una venda psicológica en los ojos

¿Hay alguna razón para que las personas que vivieron los años sesenta y setenta de una manera apasionada desde la izquierda deban seguir en el siglo XXI con una venda en los ojos? Porque la actual situación de Cuba se sigue analizando con una venda en los ojos.

Y no una venda cualquiera. Es una venda que está tan sutilmente anudada que impide incluso percibir la realidad más evidente. La situación actual de Cuba nos debería servir como referente de que cosas que empezaron bien, pueden derivar hacia situaciones censurables. Lo progresista, en estos casos, es reconocer la realidad y, sobre todo, aceptarla.
Pero una cosa tan obvia como el desastre social a que ha llevado el comandante Castro a Cuba no parece ser percibido por sus panegiristas. Hay quien piensa que Castro sigue siendo el héroe de Sierra Maestra. El hombre carismático que había sido engendrado por la providencia para liberar a los cubanos de la miseria y la opresión y llevarlos a un "paraíso de libertad y bienestar". 48 años después de la toma del poder por los insurgentes, los cubanos están igual o peor que antes de la revolución. Fidel Castro, agonizante desde hace unos meses, ha conseguido un récord de permanencia en el poder que ni sus mejores apologistas, entre los que me encontraba en mi juventud, le hubiésemos pronosticado. Es más, sus apologistas hubiéramos querido que sus promesas se hubieran cumplido: que la isla hubiera sido un paraíso de prosperidad y que cada cubano hubiese sido el ejemplo de desarrollo personal para toda la humanidad. Pero desgraciadamente no ha sido así, y ahora veo con pena que los apologistas de Fidel, entre los que afortunadamente ya no me encuentro, se esfuerzan, denodadamente, en buscar justificaciones que, más que legitimar a Castro en su insoportable inacción política y social, les legitimen a ellos mismos por haber sido tan incautos de defender, durante tantos, años a una dictadura opresiva y miserable.
Hace ya demasiados años que se utilizan los mismos manidos argumentos: que si los ratios de educación y sanidad son unos de los mejores de los países del entorno; que si es el único político que tiene la dignidad de enfrentarse al imperialismo. Ahora, mientras el enmudecido y empobrecido pueblo cubano ve como el otro comandante, el presidente de Venezuela Hugo Chávez, se va metiendo podo a poco dentro de sus casas, a cambio del petróleo venezolano que proporciona un poco de oxígeno tanto a Castro como a su asfixiado régimen, no se vislumbra una solución de futuro para tan castigado pueblo.
Tengo un amigo, tan optimista como descaradamente farisaico, que ha puesto su confianza en el hermano de Fidel, Raúl Castro, para dirija, con pulso firme, "la nave de la revolución" hacia una reforma que traiga, de manera suave, la democracia a Cuba. No creo en la ingenuidad de la personas que ya han pasado la cincuentena como es el caso de mi amigo. ¿Quién se va a creer que el que fue segundo de Fidel, y que tuvo la oportunidad de enderezar el desviado camino de la revolución, pueda ahora propiciar unas elecciones libres y democráticas?. Seguramente ni los propios cubanos.
Más duro será el futuro de los cubanos mientras los incautos que le apoyan sigan con la venda en los ojos. Para arreglar las situaciones torcidas hay un principio ineludible: reconocer que hay un grave problema y diagnosticar correctamente el mal. Mientras los progresistas del mundo no dirijan su dedo acusador hacia la figura de Fidel y su corrompido régimen no habrá futuro para la izquierda. Ni en Cuba, ni en ninguna otra parte. La izquierda y el futuro no se construyen con materiales tan poco consistentes como la rancia retórica de la mal llamada "revolución cubana".

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viernes, febrero 02, 2007

marrakech

Entre cenizas dispersadas por la historia,
se oyen los ecos de voces lejanas,
y la piel escarlata que evoca al rey sol
se deshace en misterios soñados de luz
en el rojo atardecer de la plaza encantada.

Marrakech no es oro ni es arena,
es tiempo macerado en un crisol
con fragancia de esencias milenarias,
y es viento que se diluye al besar
sus defensas de arcilla ensangrentada.

Marrakech es norte y, a la vez, es sur
del que emerge en su apariencia aleatoria
un fantasma cenital de intenso azul
chamuscado entre braseros de memoria.

Marrakech es aroma destilado del desierto,
es verde y es azul,
es contraste y es matiz ,
es delicuescencia de la luz
y es olor a pomelo y a jazmín.

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jueves, febrero 01, 2007

La boda como forma de normalidad

El sábado pasado se casaron.....Sus nombres no vienen al caso. Lo cierto es que dos personas del mismo sexo, que llevaban años compartiendo su vida, han podido –gracias a una ley, más que necesaria-, acceder al matrimonio en las mismas condiciones de las parejas heretosexuales. Desgraciadamente, por motivos de carácter familiar, no pude estar en la boda, pero me han comentado que fue una ceremonia entrañable. Nunca he sido amigo de asistir a las bodas, no sólo por el grado de sofisticación y artificialidad a que han llegado, sino especialmente porque suelen suponer, en general, una forma de manifestar el estatus económico y social de los contrayentes. Por otra parte, ya se ha inventado casi todo en materia de ritos esponsalicios y los actos y fastos suelen ser tan estereotipados y tan rutinariamente vulgares que se transforman en aburridos y previsibles. En este caso se trataba de algo tan diferente como contribuir a la normalidad de una situación, la de las parejas homosexuales, que siempre debió estar normalizada. Afortunadamente, la mayoría de los jóvenes contemplan las uniones homosexuales dentro de la más estricta normalidad.

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