viernes, febrero 15, 2008

SENATUS POPULUS QUE ROMANUS


SPQR
Centro de Exposiciones Arte-CANAL
Paseo de la Castellana 214, MADRID
Del 21de noviembre de 2007 al 2 de Marzo de 2008

Cuando se entra en la sala de Arte CANAL y se contempla el conjunto de la exposición –que se encuentra en un plano varios metros inferior al del acces-, se tiene una visión que, de entrada, impresiona al visitante. Y es que, en lugar de disponer las 500 piezas separándolas por espacios cerrados, los comisarios han preferido dejar diáfano el gran espacio de la Sala Canal, y eso, en mi opinión es el primer gran acierto de la exposición. Una exposición que tiene como valor más preciado la calidad de las piezas expuestas, Tanto las originales, la mayoría, como las copias. La loba capitolina es una copia de una belleza fuera de toda duda.

Roma somos todos los europeos. La civilización romana no es más que el germen de nuestra civilización, y de ella no nos separan más que unos cuantos siglos, y algunos importantes aspectos añadidos por el cristianismo a partir del siglo IV. Y aunque el cristianismo también es un producto cultural romano sentido estricto, la exposición no se ocupa de este aspecto ya que, por razones de espacio y estructuración no puede dar más que una idea superficial de aquella prodigiosa civilización. Ahora bien, lo que sí da la muestra es una panorámica muy adecuada de su grandiosidad reflejada en las enormes obras de arte de las que podemos disfrutar. Las piezas se distribuyen en espacios ideales y simbólicos de carácter temático que nos envuelven y nos fascinan. Así nos vamos viendo espiritualmente inmersos en la religión, la sociedad, la economía, la arquitectura, la escultura, la pintura, los juegos, fiestas y espectáculos, el mundo funerario, el ejército o la figura y los significados del Imperio y los emperadores. Esta inmersión, que nunca llega ser agobiante, nos puede confundir si hacemos una visita rápida. Pero si la visitamos pausadamente y nos vamos recreando en cada uno de los espacios, el gozo de revivir una de las épocas más atractivas de la historia de la humanidad puede llegar a ser sublime. Baste observar una de las obras expuestas, la cabeza en mármol del emperador Caracalla, que sirve de imagen de los carteles de la exposición. Es una imagen que nos llama poderosamente la atención por lo delicado de la ejecución escultórica que deja ver, no sólo el aspecto físico del emperador, sino también todas una serie de matices de su personalidad y de la grandiosidad de su posición mayestática tanto social y religiosa. Y eso solamente lo puede conseguir una civilización que había refinado hasta extremos inconcebibles su modo de vida y sus expresiones artísticas.

Naturalmente que esa sociedad tenía sus aspectos negativos, como esclavitud, las espectaculares diferencias sociales, o la crueldad de los conflictos armados, la formas de explotación de los siervos o los espectáculos públicos. Pero, cuando esa sociedad se contempla desde la atalaya en la que nos permite erigirnos el paso de los siglos, se contempla un mundo en evolución que finalmente desembocaría en lo que ahora se llama la civilización occidental. Baste simplemente entrar en el espacio que la exposición dedica a los foros de las ciudades romanas , en la que se ha recreado el foro ideal de una ciudad romana a partir de espectaculares imágenes de los restos arqueológicos de los foros de las ciudades Éfeso (Oriente) y Roma (Occidente), para sentirnos impregnados de un modo de vida que, a pesar de haberlo idealizado con el paso del tiempo, nos hace que podamos sentir, casi físicamente, el tuétano de nuestros orígenes culturales.

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