lunes, marzo 24, 2008

La medina de Fez


Dejemos que los pies se calcen con alas de seda

para volar sobre un tiempo congelado
que serpentea entre alfombras y chilabas.

Alá se travistió de capricho al diseñar la Medina,
pero su afán constructor se encontró con la magia
de muchos siglos incrustados en asombro,
que se rebelan inconscientes
para dejarnos ver el alma de culturas prodigiosas,

Fez le revela al Occidente ordenado
los pliegues sorpresivos
de una trama dislocada que es, a la vez,
sabia, pragmática y misteriosa,
y su Medina destila polvo de seducción
insuflado por aliento de misterio
que nos sugiere descorrer los velos de una historia
tan próxima como desconocida.

Averroes nos espía de soslayo
tras las columnas que nos separan de la vieja madraza,
e Inb Jaldún pasea en el laberinto,
entre el olor de curtidos y perfume de rosas,
repartiendo esencias de tolerancia.

Niños sonrientes revestidos de madurez miserable,
mendigos hieráticos de resignación previsible,
burros cargados de desprecio e indolencia,
espantan a su paso moscas golosas
y abejas de concienzuda paciencia,
mientras el sol se cuela entre las rendijas
de tejados imposibles
y se hace clarividencia en plazuelas luminosas
cuya luz refleja la geometría que enseñorea en las fuentes
y en el fulgor estucado de palacios agonizantes.

Etiquetas:

sábado, marzo 22, 2008

¡Bravo, Barbara!


Dice la soprano Barbara Hendricks en una entrevista al diario “La Vanguardia” del día 22 de marzo, que lo que importa de las personas es su dimensión espiritual. Sorprende que alguien alabe esa dimensión de las personas que, en una época dominada por la banalidad, permanece escondida y despreciada en algún olvidado rincón de la historia. La avidez por la “diversión” y el disfrute de los aspectos sensoriales de la vida que se ha impuesto en los últimos años, y ha agudizado esa tendencia natural a un individualismo extremo donde la palabra “yo” es la que ha tomado el protagonismo en las relaciones sociales en la civilización occidental. El desprecio por el lujo de Barbara Hendricks es por ello aún más sorprendente. Lo peor de nuestra civilización es que el haber conseguido unas altísimas cotas de bienestar y opulencia jamás conocidas en la historia de la humanidad por su enorme extensión, sólo ha servido para hacer emerger las partes mas abyectas de las personas. Nadie se conforma con lo que tiene. Lo importante es acumular y, sobre todo, manifestar hacia el exterior ese nivel económico. Es decir, lucir la posición económica con ropas, coches y otros lujos completamente innecesarios y que sólo sirven para alimentar un estúpido narcisismo. El dios “dinero” es el dueño y señor de nuestra civilización. ¿ A quien le importa, pues, la dimensión espiritual si lo socialmente prestigioso es el dinero y la apariencia?. ¡Bravo Barbara!. Afortunadamente todavía nos quedan personas como tú para intentar mantener viva esa llama que afloró hace miles de años en Grecia. Bravo, porque has aprendido que el camino hacia la felicidad y la paz interior pasa por el cultivo de esa dimensión espiritual tan maltratada como falsamente alabada.

Etiquetas: